Cada uno de nosotros puede tener dificultades
sociales o relacionales según su personalidad, pero en las personas con
problemas de salud mental se duplican.
¿Por qué? Básicamente porque además de las
barreras comunicativas que nos produce nuestro problema de salud mental, nos repercuten en gran escala unos factores sociales o ambientales.
Para empezar, en el trato profesional se nos
abusa de medicalización sin escucha alguna. Así se crea una CONVERSA FALSA con el/la psiquiatra de:
– más o menos.
- Vale. Tómate esto. Adiós
Además, la catalogación médica del diagnóstico, se transforma en ETIQUETA SOCIAL; discriminándonos y prejuzgándonos nuestro entorno sin conocernos. Ante ello, ¿Qué hacemos? NOS AISLAMOS Y LO OCULTAMOS.