27 de mayo de 2016

DEL BUEN GUSTO TRAS EL CINEFORUM


El pasado viernes, 20, entre las cinco y las ocho, nos pudimos reunir una veintena de personas para ver y comentar ‘La herida’, una película dura pero  necesaria. Como dijo el director, no ofrece respuestas pero sí deja en el aire posibles preguntas. Lo consigue, desde luego. Se agradece la ausencia del morbo o sensacionalismo cutre que suele adornar frecuentes descripciones peregrinas sobre algo tan desconocido como los trastornos de salud mental, emocional.

Coincidimos, tras el visionado y necesariamente ‘tocadillos’, en lo bueno de poder charlar un rato mientras picábamos algo en la acogedora sala que cedió el Palau Alós. Como suele suceder, la palabra ‘quita hierro’, nos permite compartir y reparar en opiniones de los otros. Un buen guión suele ofrecer opción a visiones diversas que nos enriquezcan.

Fernando Franco aborda de forma respetuosa e inclusiva hacia cualquiera, un tramo en la vida de Ana, una joven poliédrica, con enormes potenciales y también con sus carencias, como cualquiera. Asistimos enseguida a muestras de crudo sufrimiento, sobre todo proyectado hacia ella misma (autolesiones, inseguridades bloqueantes…) y en sus relaciones afectivas más estrechas, mientras tiene condición casi de ángel cuando, en su trabajo, cuida de otros seres ‘desvalidos’. Un final abierto agradecible invita a poder pensar que en algún momento se percate de necesidad de coger riendas, de pedir ayuda, de reconocerse y respetarse, de cambiar diálogo interno, por mucho que cueste, algo que esta sociedad apenas incentiva. Dolorosa y paradójicamente, reflexiones como ésta alientan, entre otras, a la necesaria construcción de un mundo revisado, más comprometido con los aislamientos dolorosos, a reinventar la educación, lejos de una casi mera expedición de datos, con ideas y herramientas para seres más autónomos, mejores gestores de sus emociones, razonablemente felices, en un caldo de cultivo integrador, por posibles desarreglos o trastornos que, con condición de humanos, todos podamos sufrir.

Coincidimos en trabajo enorme que se intuye -y conoce bastante- en la preparación de la peli, en la seriedad con que se aborda un tema que se frivoliza demasiado, también en el retrato cierto y necesario de complejidades en las relaciones humanas. Este ha sido el cuarto cinefórum y nos apetece mucho poder ir haciendo más. Aunque a veces escueza, nos remueva cosas, qué gran herramienta el cine como antídoto a bastantes cotidianeidades, como opción para salir distinto al que se era solo unas horitas antes….

Ana Herrero

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tus palabras.